La diferencia más dramática entre los seres humanos y otros primates se puede encontrar en el cerebro, el órgano primario que le da a nuestra especie su identidad. Pero, podemos deberle algo de esta inteligencia única a un generoso suministro de dopamina en las regiones cerebrales que nos ayudan a pensar y planificar. Nuestros cerebros producen mucha más dopamina en estas regiones que los cerebros de otros primates como los simios, señaló un reciente estudio de la Escuela de Medicina de Yale.
El análisis de tejidos de humanos, chimpancés y monos, publicado en la revista Science, muestra que el cerebro humano no es solo una versión más grande del cerebro de los primates ancestrales, sino que también está lleno de diferencias distintas y sorprendentes.
"Nuestros cerebros son tres veces más grandes, tienen muchas más células y, por lo tanto, tienen más poder de procesamiento que los chimpancés o los monos. Sin embargo, también existen pequeñas diferencias claras entre las especies en cuanto a cómo las células individuales funcionan y forman conexiones", explicó Andre Sousa, investigador postdoctoral y coautor del estudio.
Dopamina
Los investigadores, que analizaron los perfiles genéticos de 247 muestras de tejido de humanos, chimpancés y macacos, encontraron una población rara de interneuronas que producen dopamina y se enriquece en el cuerpo estriado humano, pero no hicieron un hallazgo similar en cerebros de otros grandes simios.
La dopamina es un neurotransmisor que está presente en diversas áreas del cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo. También influye en el sistema de recompensa del cerebro y ayuda a regular las respuestas emocionales o la memoria. Los niveles anormales de dopamina se han relacionado con trastornos como el Parkinson, la esquizofrenia y el autismo.
"Sorprendentemente, esta población de células también está presente en los macacos y en otras muchas especies de primates pero no se encuentran entre los grandes simios africanos no humanos. La implicación es que estas células se perdieron de algún modo en el linaje que conduce a los grandes simios africanos y se recuperaron específicamente en el linaje humano", señaló el autor principal Nenad Sestan.
Hasta el momento se desconoce cómo los otros grandes simios perdieron las células, pero los investigadores teorizan que las alteraciones genéticas que afectan la migración de las células a diferentes partes del cerebro, la diferenciación o la supervivencia podrían haber llevado a la pérdida.
El hallazgo muestra que el cerebro humano es más similar al de un macaco que al cerebro de un chimpancé. “Todavía no está claro cómo las diferencias en el sistema de dopamina afectan el cerebro humano. Pero sabemos dónde buscar para tratar de descubrir por qué tenemos esto y los chimpancés no", destacó Sestan.
Sistema de recompensa
Robert Sapolsky, profesor de biología y neurología en la Universidad de Stanford , ya había indagado sobre el papel que la dopamina desempeña en la capacidad única de los humanos de buscar recompensas que aparecen lejanas en el tiempo.
El científico citó evidencia de que en los humanos, los niveles de dopamina aumentan dramáticamente cuando anticipamos recompensas que son inciertas y lejanas en el futuro, como la jubilación o incluso la vida futura. Eso podría explicar qué motiva a la gente a trabajar por cosas que no tienen un beneficio obvio a corto plazo.
El nuevo estudio no confirma la hipótesis de Sapolsky, pero los hallazgos sí "conducen en esa dirección", dijo Sestan. Agregó que tomará años entender completamente qué significan todos los cambios, pero esta investigación podría eventualmente ayudar a explicar qué hace que el cerebro humano sea único, y qué falla en una variedad de enfermedades cerebrales.